
Las sardinas al ajillo son una receta sencilla pero llena de carácter, un plato clásico de la cocina española que combina la intensidad del ajo con el sabor fresco del mar. Perfectas para una comida rápida, un tapeo con amigos o simplemente para disfrutar del auténtico sabor casero.
Hoy te enseñamos a prepararlas fáciles, jugosas y con un toque perfecto de ajo y limón. Además, te damos trucos para evitar que se peguen y lograr el mejor resultado.
Ingredientes (para 2-3 personas):
12 sardinas
4 dientes de ajo
1 guindilla seca (opcional, para un toque picante)
100 ml de aceite de oliva virgen extra
Zumo de ½ limón
1 cucharada de perejil fresco picado
Sal y pimienta al gusto
Paso a paso: cómo hacer sardinas al ajillo perfectas
Preparar las sardinas 
- Descongela las sardinas en la nevera durante unas horas o sumérgelas en agua fría si necesitas hacerlo más rápido.
- Sécalas bien con papel de cocina antes de cocinarlas para evitar que suelten agua en la sartén.
Dorar los ajos y la guindilla 

- Calienta el aceite de oliva en una sartén grande a fuego medio.
- Añade los ajos laminados y la guindilla, dejando que se doren sin llegar a quemarse (el ajo debe estar dorado, no marrón oscuro).
- Este paso es clave para que el aceite se impregne de sabor.
Cocinar las sardinas 

- Sube el fuego a medio-alto y coloca las sardinas en la sartén con la piel hacia abajo.
- Cocínalas 2-3 minutos por cada lado sin moverlas demasiado para que no se rompan.
- Añade sal y pimienta al gusto.
Toque final: limón y perejil 

- Antes de retirar del fuego, exprime el zumo de medio limón sobre las sardinas y espolvorea el perejil picado.
- Deja reposar 1 minuto fuera del fuego para que los sabores se asienten.
Cómo servir las sardinas al ajillo
Acompáñalas con pan crujiente para mojar en el aceite con ajo.
Una ensalada fresca o unas patatas asadas son el complemento perfecto.
Un vino blanco seco o una sidra natural maridan a la perfección con su sabor.
Trucos para unas sardinas al ajillo perfectas
Sécalas bien antes de cocinarlas para evitar que suelten agua y queden doradas.
No sobrecargues la sartén. Si haces muchas a la vez, no se cocinarán bien.
Si quieres evitar que la casa huela demasiado, prueba a hacerlas al horno:
Pon las sardinas en una bandeja, añade el aceite, ajo y guindilla y hornéalas a 200°C durante 10-12 minutos.