
Las sardinas al horno son una de las formas más sencillas y sabrosas de disfrutar este pescado azul tan nutritivo. Se cocinan en minutos, sin apenas ensuciar y sin el olor intenso de la sartén o la parrilla.
En esta receta te enseñamos cómo hacer sardinas al horno perfectas, con trucos para que queden jugosas, doradas y llenas de sabor.
Ingredientes (para 2-3 personas):
12 sardinas
2 dientes de ajo
1 limón (zumo y ralladura)
3 cucharadas de aceite de oliva virgen extra
1 cucharadita de pimentón dulce (opcional)
1 ramita de perejil fresco picado
Sal y pimienta al gusto
Paso a paso: Cómo hacer sardinas al horno
Precalentar el horno 
- Precalienta el horno a 200°C con calor arriba y abajo para que las sardinas se cocinen de manera uniforme.
Preparar las sardinas 
- Si usas sardinas congeladas, descongélalas en la nevera con tiempo suficiente.
- Colócalas en una bandeja de horno forrada con papel vegetal.
Hacer el aliño 
- En un bol, mezcla el aceite de oliva, ajo picado, zumo de limón, pimentón, sal y pimienta.
- Pinta las sardinas con esta mezcla para potenciar su sabor.
Hornear las sardinas 
- Introduce la bandeja en el horno y cocina durante 10-12 minutos, hasta que las sardinas estén doradas y jugosas.
Toque final y servir 
- Añade ralladura de limón y perejil fresco picado antes de servir.
- Acompáñalas con pan crujiente, una ensalada fresca o unas patatas asadas.
Trucos para unas sardinas al horno perfectas
No las hornees demasiado: Las sardinas son pequeñas y se cocinan rápido. Si te pasas de tiempo, pueden quedar secas.
Usa papel vegetal o una bandeja antiadherente: Evitarás que se peguen y será más fácil limpiarlas.
Si quieres un toque crujiente, espolvorea un poco de pan rallado antes de hornear.
Acompaña con una salsa ligera, como un alioli suave o una vinagreta de limón.
¿Por qué incluir sardinas en tu dieta?
Las sardinas no solo son deliciosas, sino que también son un pescado azul lleno de beneficios:
Ricas en Omega-3 → Cuida tu corazón y reduce el colesterol.
Fuente de calcio y vitamina D → Fortalece los huesos.
Bajas en calorías y llenas de proteínas → Perfectas para una alimentación equilibrada.